«Las astucias políticas del alcalde»

La entrevista de Cecilia Orozco |20 Ene 2013 – 12:08 am

El analista económico del Polo, Aurelio Suárez, explica por qué su colectividad reiteró su distanciamiento político e ideológico de Gustavo Petro y su administración.

Según Aurelio Suárez, “la acusación (de Petro) contra Gina Parody es que ella quiere dañar las relaciones (con el Gobierno Nacional), haciéndola ver como Cruella de Vil”.   / Luis Ángel



















Según Aurelio Suárez, “la acusación (de Petro) contra Gina Parody es que ella quiere dañar las relaciones (con el Gobierno Nacional), haciéndola ver como Cruella de Vil”. / Luis Ángel
Cecilia Orozco Tascón.- ¿Usted cree que la improvisación que se le atribuye a la administración de Bogotá explica los enormes tropiezos que ha tenido en su primer año?
Excandidato Aurelio Suárez.- La improvisación no es el problema. Es un efecto del mal principal: la confusión mental del alcalde. Él no sabe bien qué es lo que quiere, ni lo que puede hacer en el marco institucional vigente para adelantar sus programas y una que otra de sus ocurrencias, o cómo hacerlo ni con quién. Es deplorable, por ejemplo, que en un año no haya podido completar siquiera la primera línea de mando de su administración. Todo esto se complica si cada propuesta se presenta, además, como un acto mesiánico en la línea que el mismo Gustavo Petro fijó en el libro reportaje que escribió con Mario López, y según la cual “la noticia como tal es una mercancía que necesita del escándalo como ingrediente”.
C.O.T.- Usted fue candidato del Polo a la Alcaldía en contra de Petro. Sin embargo, los colombianos del común los ven a ustedes como si pertenecieran a una sola izquierda. ¿Cómo califica el primer año del alcalde?
A.S.- Hay una especie de consenso que incluye a muchos que votaron por Petro, según el cual el alcalde perdió el año en lo programático, lo técnico, lo político y hasta en su manera de rodearse y de relacionarse con amigos y ciudadanía. Es casi increíble su capacidad para hacer cosas poco razonables. Hay elementos fundamentales de esta administración que no pueden catalogarse como de izquierda. Por ejemplo, las alianzas público-privadas, que le gustan tanto. Lo peor de la gestión actual es meterle a Bogotá más de $4 billones en nuevos tributos. He dicho que en el caso del predial residencial no hay progresividad y que se olvida que Industria y Comercio, y predial no residencial, se trasladan al consumidor. La valorización por beneficio local también es regresiva e igual a la que decretó Samuel Moreno.
C.O.T.- Hablando de izquierda, ¿qué opina del manejo que la Alcaldía le da a la gente que trabaja en el Distrito?
A.S.- Me ha llamado la atención su mala relación con los trabajadores: cambios unilaterales de horario, masacres laborales según han dicho los sindicatos distritales o condiciones inhumanas de trabajo, como la recolección de basura en volquetas. Bloqueos y protestas de los trabajadores de Aguas Bogotá en los últimos días indican que ese mismo patrón se viene aplicando con quienes fueron contratados a partir del 18 de diciembre.
C.O.T.- El alcalde sostiene que las objeciones que se le hacen a su administración tienen un sesgo ideológico de derecha y que como él impulsa soluciones populares, lo quieren tumbar. ¿Le da la razón?
A.S. Es seguro que hay oposición por razones ideológicas, porque si algo caracteriza a las fuerzas políticas tradicionales del país es la idea del Frente Nacional en el sentido del monopolio liberal-conservador que ahora se autodenomina Unidad Nacional. Pero el descontento también existe entre muchos bogotanos que no pueden catalogarse como de derecha y quienes simplemente piden que no se adopten políticas regresivas o que no se sea mediocre en la realización de las que sean plausibles.
C.O.T.- Petro denigra de los sondeos que indican que su popularidad va en descenso porque, según él, “son telefónicas y con apenas 200 encuestados” ¿Qué credibilidad les da usted a los muestreos que difunden una pobre imagen sobre él?
A.S.- Los muestreos tienen sus sesgos y la frase de Álvaro Gómez, comparando la forma como se hacen las encuestas a la de las morcillas, sigue vigente. Pero en este caso el reiterativo resultado de percepción desfavorable al alcalde coincide con lo que están expresando los bogotanos. La administración dice que hace sus propios sondeos y que le va bien, con varios puntos por encima de lo que indican los otros. En mi opinión, aun si así fuera, un buen gobernante debería pensar en el peor escenario en vez de solazarse con sus balances propios porque son menos negativos.
C.O.T.- El mandatario local también asegura que quienes promueven la revocatoria de su mandato son los mismos que “sabotean el diálogo de paz en La Habana”. ¿Usted ve relación entre estos dos hechos?
A.S.- Primero, los ciudadanos tienen derecho a utilizar el mecanismo de la revocatoria. Segundo, no puede desconocerse que quienes han tomado esa vocería pertenecen al uribismo. Pero resulta habilidoso juntar lo uno con lo otro y echarlos en el mismo saco afirmando que la suerte de la paz está ligada a la permanencia de Petro en la Alcaldía. Sin embargo, fíjese usted que en menos de 24 horas, en un programa radial (Hora 20), él alababa esa figura. Según dijo, “no es negativo que la ciudadanía se pueda expresar refrendando la votación por Bogotá Humana o revocándola”. Un galimatías. No resisto recordar una carta que Miguel Gómez (el impulsor de la revocatoria) le escribió a Petro después de su triunfo electoral para la Alcaldía en 2011 y cuando la onda era linchar al Polo. Entonces el primero le dijo al segundo: “La historia lo premiará”.
C.O.T.- Aunque estén en desacuerdo con la gestión del alcalde, algunos líderes de opinión creen que las investigaciones que se han abierto en su contra y de otros miembros de su gabinete en la Procuraduría, la Fiscalía y la Contraloría, son sospechosas. ¿Avala o rechaza esa posición?
A.S.- El mismo alcalde la contraría cuando dice que nada tiene que temer. Lo mejor es que salga satisfactoriamente de esas pesquisas, las cuales deben ofrecer plenas garantías y estar sometidas al estricto derecho procesal. Me gustó escuchar al concejal Carlos Vicente de Roux pidiendo el cumplimiento del debido proceso, un principio que cuando fue invocado por el Polo en su momento le valió una avalancha de críticas.
C.O.T.- Muchos activistas de redes sociales, e incluso algunos columnistas, le atribuyen a la izquierda en general los problemas de gestión de la actual Alcaldía. ¿Esto obligó a su partido, el Polo Democrático, a publicar un comunicado haciendo explícita sus diferencias con la administración de Bogotá?
A.S.- Es muy probable que en el grueso de la opinión se haga la superposición de Petro con el Polo, asunto del que se aprovechan quienes conocen de sobra la ruptura que existe desde antes. La diferenciación por la que pregunta no se ha expresado a partir del comunicado que menciona. Al inicio de la gestión del actual alcalde, Clara López encabezó con su firma un documento crítico sobre el Plan Distrital de Desarrollo, al cual, dicho sea de paso, le vienen dando la razón los hechos. El comunicado de la semana pasada lo que hace es reiterar la distancia cada vez mayor entre el programa que el Polo presentó en la pasada campaña y la gestión de Petro.
C.O.T.- En otra parte de ese comunicado el Polo se asegura que “la gestión pública … (en la recolección de basuras) y otros servicios, hoy privatizados, debe ser debidamente planeada, eficiente y transparente”. Esa crítica oficial del Polo a la Alcaldía, ¿divide más a la izquierda?
A.S.- Al alcalde le quedan tres años. Aunque es poco para “borrón y cuenta nueva”, sí hay espacio para enderezar. En este caso, es a él, el que gobierna, y con base en dicha corrección, a quien le corresponde eliminar las brechas creadas. Ahora bien, ese es un camino y es el deseable. Pero también puede ocurrir que en medio de las urgencias se pliegue a las banderías gubernamentales. No debe olvidarse que con frecuencia se ufana de sus buenas relaciones con Santos y de su acuerdo “con lo fundamental” que precipitó su ida del Polo. Y, más aún, que la acusación contra Gina Parody es que quiere dañar esas relaciones, haciéndola ver como la Cruella de Vil (villana de la película 101 dálmatas) del Gobierno Nacional. El balón está en el campo del alcalde, para aminorar o aumentar la ruptura.
C.O.T.- Petro también ha dicho que quienes lo atacan, incluyendo a ciertos medios y periodistas, tienen intereses o amistad con los empresarios privados de aseo. Implica así que las informaciones críticas sobre la Alcaldía están parcializadas. ¿Qué opina de esa denuncia?
A.S.- Es claro que quienes tienen el negocio de las basuras no comparten nada que les signifique perderlo y es obvio que defiendan sus intereses. Pero es una desproporción, muy acorde con las astucias políticas del alcalde, convertir a cada contradictor en una ficha de estos negociantes. O, peor aún, en un miembro de un “carrusel” que conspira en contra suya, calificativo que él y sus amigos, constituidos en “barras bravas”, utilizan para aplastar a quien se atreva a cuestionarlo. El estilo de silenciar al contradictor mediante la estigmatización no tiene nada que ver con el debate democrático que la izquierda defiende.
C.O.T.- Usted ha investigado el caso del arriendo de los camiones compactadores de basura en Estados Unidos. ¿Cuáles fueron sus conclusiones?
A.S.- Feas: un contrato con sobrecostos, con trucos y esguinces a las normas de aduanas con el artificio de que el importador era Aguas de Bogotá para poder traer camiones usados; y un contratista, cuyo representante legal inicial —un vendedor de llantas de Bucaramanga—, que nunca dio la cara. Ese contratista dio una dirección fantasma y al final resultó ser un intermediario del verdadero dueño del negocio, una firma registrada en Panamá con dirección en Miami. Todo esto para traer 160 compactadores, los que, ante la evidencia, se redujeron a 70.
C.O.T.- El alcalde respondió que él no tenía por qué saber quiénes eran los contratistas y que la manera como se adquirieron los camiones —una subasta por internet— “no es pecado”.
A.S.- Mire, en el peor de los casos esos compactadores, con dos meses de arriendo a razón de $25 millones mensuales, cubrirían todo su precio de compra. Si además se tiene en cuenta que pertenecían a lotes de remate, la operación es, de lejos, un disparate con visos de corrupción que debe ser investigada a fondo. Cuesta trabajo creer que un producto en trance de convertirse en chatarra, con un precio base de US$200, haya llegado en una subasta por internet a costar hasta US$32 mil, según las facturas, es decir, 160 veces más ¡Ni una obra de Van Gogh!
C.O.T.- En definitiva, para usted, ¿Gustavo Petro, sus funcionarios y su programa de gobierno son de izquierda o no?
A.S.- Me pregunta como si se tratara de un alcoholímetro o un termómetro. En este caso, un “izquierdómetro”. Por lo dicho, creo que el lector puede sacar sus propias conclusiones. Dejemos que lo haga.

Del Polo para Petro

En un comunicado que el Polo publicó hace unos días para fijar su posición sobre el movimiento que impulsa el representante conservador Miguel Gómez en contra del alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, con el fin de revocarle el mandato, ese partido de izquierda declaró que “no comparte esa iniciativa… que impulsan algunos sectores y (que) prefiere ejercer la crítica y acompañar los reclamos ciudadanos para que se gobierne en bien de la población”. Pero, de otro lado, puso de presente que “no votó por él (y que) no participa en su administración” y recordó que se presentó a las pasadas elecciones locales “con programa propio y un candidato idóneo y competente, el doctor Aurelio Suárez (entrevistado en estas páginas)”. En otro aparte del pronunciamiento, la antigua casa política del alcalde reiteró su distancia frente a la gestión distrital cuando afirmó que aunque está de acuerdo con que empresas del Estado presten servicios públicos “que garanticen los derechos de los recicladores, respeten a los trabajadores y tengan una atención eficiente para la ciudadanía”, esos cambios deben estar “libres de improvisaciones, populismo y aventurerismo”. Para rematar, insistió, en un ataque indirecto a su antiguo censor, en que “la gestión gubernamental sea planeada, eficiente y transparente”

“La gran cercanía del alcalde con Bravo”

Cecilia Orozco. – El excesivo poder que pareciera concentrarse en el alcalde y en uno o dos de sus funcionarios y el retiro constante de otros servidores públicos cercanos a Petro, ha sido el sello de este gobierno ¿Cree que un esquema tan personalista puede inducir a errores?
Aurelio Suárez.- Claro que sí. Al respecto vale la pena tener en cuenta que aún está viva la contradicción entre el secretario Jaramillo y el gerente Bravo. Por lo acaecido en la última semana, resulta evidente que Petro respalda a Bravo. Recuerde que éste dijo que el alcalde estaba enterado de todo y que no hubo engaño. Así, calló a Jaramillo. No sé si el gerente del Acueducto sobreviva ni si Jaramillo se someta o se vaya. Lo segundo es que la inestabilidad en el equipo directivo es muy dañina. Cuesta trabajo encontrar un gobierno en donde en un año se hayan recibido tantas renuncias “por motivos personales”. Hasta la de Antonio Navarro.
C.O.- A propósito de Bravo y Jaramillo: uno de los dos tiene razón pero no los dos ¿Cómo explica usted esta situación?
A.S.- La única explicación posible es la íntima cercanía del alcalde con Diego Bravo. No se le olvide que, como lo denuncio Daniel Coronell, el procurador Ordóñez puso en uno de sus más altos cargos a Bravo, después del voto del congresista Petro por él.

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